Libro de las ciudades, El

Sinopsis
Cada ciudad posee su propio carácter a pesar de la expansión de las marcas y las empresas globales. Existen ciudades de todos los tamaños, formas y ambientes. Ciudades con torres que parecen tocar las nubes. Ciudades que nunca duermen. Ciudades de ángeles y demonios. Ciudades descaradas y vitales o donde los recuerdos de pasadas glorias yacen enterrados bajo fachadas en ruinas. El libro de las ciudades constituye un inspirado retrato de 250 urbes de todo el mundo, una celebración de su diversidad, sus energías y sus culturas.
Esta vuelta al mundo comienza en el Meridiano de Greenwich, en Londres, y se dirige hacia el oeste. Las ciudades aparecen ordenadas siguiendo sus coordenadas. La visita incluye todos los destinos metropolitanos clásicos -Nueva York, París, Río, Roma, Tokyo-y otros menos conocidos: Asmara, capital de Eritrea, anclada en el pasado, en la Italia de los años cincuenta; Irkutsk, una joya oculta en el corazón de Siberia; Brasilia, el
juego de un urbanista... Llegamos a ciudades en los confines
del mundo, desde Nuuk (en Groenlandia) hasta Ushuaia (la ciudad más austral del mundo, en Argentina), y lugares de peregrinaje como Jerusalén, Varanasi y Memphis (Tennessee).
Cada texto se acompaña de fotografías reveladoras correspondientes a la ciudad de que se trata, además de comentarios que, como postales escritas desde la terraza de
un café, captan el ambiente del lugar: la especial mezcla de historia, topografía, clima, costumbres y cocina, una mezcla que conforma la personalidad individual de cada urbe en estos tiempos de globalización galopante. Se incluyen citas sabias, ingeniosas
y concisas de personajes que conocen los lugares de primera mano. Y no faltan los datos sobre longitud, latitud, población, altitud y nativos y residentes famosos.
Del mismo modo que los paneles de salidas de los aeropuertos internacionales muestran una tentadora lista de destinos muy sugerentes, El libro de las ciudades puede servir para inspirar una primera visita, refrescar los recuerdos de una estancia pasada o simplemente alimentar la imaginación de los que padecen unas ansias incurables de conocer mundo.